LA MEJOR GARANTÍA PARA QUE SE RESPETEN NUESTROS DERECHOS ES CON NUESTRA ORGANIZACIÓN, FORMACIÓN Y MOVILIZACIÓN DE MANERA INDEPENDIENTE, DEMOCRÁTICA, SOLIDARIA Y UNITARIA

A Conciencia

Todos los cambios que ocurren en la vida de los pueblos son determinados por el accionar del pueblo mismo, es decir, el movimiento que los pueblos dan en la búsqueda de mejores condiciones de vida son los que marcan la pauta en los cambios sociales.
Estos cambios, en líneas generales, se enmarcan precisamente dentro del sistema dominante, el capitalismo. En consecuencia, podríamos decir que los movimientos que realiza un pueblo en procura de calidad de vida en todos los aspectos, son movimientos contra el sistema dominante, es decir, anti imperialista, solo que esto no es consciente.
Por supuesto esto tiene algunas características que determinan su triunfo o su derrota. Una de estas características es la dirigencia. La dirigencia puede, dependiendo de su prestigio, impulsar medidas que apunten a elevar la conciencia de las masas populares e impulsar acciones rumbo a un cambio social real fuera del marco del sistema dominante o impulsar reformas dentro del marco dominante sin facilitar cambios que permitan el control por las mayorías, que es precisamente donde se adquiere conciencia.
Lamentablemente lo que está ocurriendo en el proceso que vive nuestro país, es que el reformismo de izquierda está contaminando todo, con discursos floridos de izquierda, anti imperialistas disfrazan sus acciones reformistas. Basta con darse un paseo por las distintas misiones y ver como la dirigencia de estas instituciones dirigen de manera nefasta, maltratando, desde todo punto de vista a sus trabajadores y trabajadoras, cercenándoles los derechos más elementales y esto es a conciencia.
Las políticas de Misiones, que no son malas, no rompen el cerco del sistema capitalista, solo lo perpetúan, en la medida en que estas no están controladas por los trabajadores, trabajadoras y sectores populares, sino por la burocracia, lo mismo ocurre en las instituciones y empresas del Estado, donde todas están dirigidas por cúpulas colocadas por el gobierno. El sistema no ha cambiado en lo absoluto, solo hay una apertura democrática, pero bajo el control de la burocracia del Estado, es decir, en las instituciones, en las empresas, en las misiones y en todo aquello que esté directamente ligado al Estado las decisiones no son tomadas por las mayorías.
Hay casos donde los trabajadores y trabajadoras se organizan en Consejos de Trabajadores y logran hacerlo, pero lamentablemente estos no son los que toman las decisiones en cuanto a las políticas, producción, distribución y venta de los bienes de consumo y de servicio, en ese sentido, siguen supeditadas a la dirigencia institucional.
Así mismo hay casos donde se quieren organizar pero los que impulsan la organización tienen una característica distinta y es que son críticos e impulsan un verdadero control, estos precisamente son a los que no les permiten organizarse, es decir, la dirigencia está jugando a mantener sus privilegios y obviamente el sistema.
Un ejemplo lamentable fue el nombramiento de la comisión que estudiaría las propuestas para la nueva Ley Orgánica del Trabajo, la cual desconoció de manera descarada una central que nació precisamente en los momentos más álgidos del proceso, la UNETE.
Otra característica que consideramos fundamental es la falta de una herramienta política que lleve a buen término la lucha de la clase trabajadora, la que existe hoy no es precisamente la más adecuada ya que esta está repleta de direcciones reformistas y con métodos que en nada responden a la democracia de la clase.
Estas características que son determinantes, entre otras, son necesarias para llevar adelante un proceso que se reclama revolucionario y socialista.
Hay un detalle que responde a las tareas que efectivamente deben llevar adelante las direcciones, fundamentalmente en un proceso pacífico y dentro del marco del sistema dominante. Se trata de impulsar una conciencia que apunte a la independencia de la clase, pero específicamente la organización de la clase, unidad y la generación de una conciencia para sí y esto solo se logra en las luchas cotidianas y en el ejercicio del poder.
Nada hacemos con nacionalizar y hablar de control obrero cuando desde el alto gobierno colocamos la “dirección” de la empresa nacionalizada y a veces hasta dejamos a la antigua gerencia, la cual desconoce la organización de la clase y más aún, la ataca. Esto sencillamente no crea ni genera conciencia de nada que beneficie a la clase, pero si crea una conciencia de sumisión o mejor dicho, la consolida.
La actitud, la actividad y las tareas de la dirigencia, de la dirigencia comprometida, debe ser aquella que impulse la lucha permanente de las masas desposeídas para que en esta lucha nos demos cuenta de la forma en que el sistema mediatiza nuestra conciencia, una vez descubierto esto nuestras acciones serán sencillamente en beneficio de nosotros mismos, esto, a pesar de que suene utópico es la forma de salir del caos en que está sumida la humanidad.
Las direcciones que desvían el objetivo de transformar la sociedad en función del beneficio de las grandes mayorías lo hacen a conciencia, esto no se trata de inocencia o de desconocimiento o de mal formación, la cuestión es que estas direcciones tratan en todo lo posible de mantener sus privilegios, y para esto utilizan todos los recursos a su alcance.
Nuestra conciencia ha sido modelada a imagen y semejanza de las distintas sociedades, desde el nacimiento de la sociedad dividida en clases hasta nuestros días, nuestra conciencia se “mueve” al ritmo que marca el sistema dominante.
¿Seremos capaces de romper con esta conciencia que nos lleva por mares inciertos hacia nuestra propia destrucción? Creo firmemente que si, solo debemos trabajar en equipo, en unidad, en colectivo, donde el objetivo fundamental sea el bienestar de todos y todas.
¿Será una tarea sencilla? Estoy seguro de que no lo será, romper con una conciencia que ha sido modelada desde hace tantos años, no es tarea sencilla, más cuando nuestras condiciones de vida nos bloquean, asumir de manera consciente que debemos ser los dueños de nuestro destino requiere formación, organización, unidad, movilización y esta es una tarea que debemos aprender todos los días y a cada momento.

Turki Al Maaz

PRIMERO DE MAYO


Desde el Norte de África y el Medio Oriente, pasando por Europa y Estados Unidos, los trabajadores han manifestado su indignación frente a un sistema social que hunde al mundo en el desempleo, la miseria y la violencia. Millones de pobladores se tomaron las plazas durante el año pasado. En Europa es necesaria y posible una huelga general continental que impida la aplicación de los planes de ajuste, despidos masivos y destrucción de los servicios sociales. Y así en otras partes del mundo los trabajadores y los pobres buscan una salida a la catástrofe.

Frente a esta sociedad capitalista en crisis económica y descomposición social, política y moral los trabajadores podemos presentar una alternativa. Una sociedad gobernada por los verdaderos productores de la riqueza social: los obreros, los empleados, los campesinos pobres, los indígenas, las comunidades.

Una sociedad que arrebate la propiedad de los medios de producción de las manos mezquinas de empresarios y transnacionales y los ponga en manos de la mayoría. Una sociedad que tenga como prioridad garantizar trabajo digno para todos y la satisfacción plena de las necesidades básicas de alimentación, vivienda, educación y salud.

Una sociedad que elimine el afán de lucro y acumulación de riqueza por parte de una minoría, a costa de la miseria de la mayoría. Una sociedad basada en la solidaridad y el apoyo mutuo, que elimine las fronteras entre los pueblos, acabe las guerras y planifique la producción en beneficio de todos.

Ese es el verdadero sentido del Primero de Mayo. Frente a los gobiernos de la burguesía y el poder militar del imperialismo, los trabajadores nos presentamos como un ejército mundial unificado dispuesto a la batalla contra el capital. Hacemos así realidad la consigna “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

En Venezuela debemos salir a las calles a exigir respeto por parte de los empresarios privados y públicos en el cumplimiento de la normativa legal, por la profundización del proceso revolucionario, por la seguridad, salud y vida de la clase trabajadora, por un verdadero Control Obrero, por la libre sindicalización, por el castigo a los autores intelectuales de los asesinatos de centenares de campesinos, delegados de prevención y dirigentes sindicales, contra la burocracia corrupta del Estado, contra la ineficiencia y el burocratismo, contra la burocracia sindical, por la independencia de clase, por la unidad de la clase trabajadora, por la solidaridad con los pueblos del mundo que hoy se encuentran luchando contra el sistema capitalista y por el triunfo del Presidente Chávez como garantía de seguir profundizando la revolución socialista.
Prensa ORESTSEVA

TEORÍA Y PRÁCTICA UN NEXO INDISOLUBLE


“No se puede separar mecánicamente las cuestiones políticas de las cuestiones de organización”. (Lenin, Discurso de cierre del 11° Congreso del Partido Comunista de Rusia, citado por Lukacs en el prólogo de su ensayo “Notas metodológicas sobre las cuestiones de organización”, en “Historia y conciencia de clase”).
No hay mayor verdad que esta, El marxismo fue concebido como teoría metodológica transformadora de la realidad. Por esa razón, sus primeras grandes expresiones, Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, fueron, al mismo tiempo, indisolublemente, teóricos y dirigentes revolucionarios. Sus análisis y denuncias estaban comprometidos con captar el núcleo de lo real con sus contradicciones como motores de la realidad, para poder comprenderla en su dinámica y descifrar sus alternativas. Su trabajo teórico estaba intrínsecamente comprometido con proyectos de transformación concreta y radical de la realidad aplicando el método marxista y enriqueciéndolo en ambos sentidos.


Pero esto no solo lo aplicamos los que nos llamamos marxistas, sino que lo aplican todos y cada uno de los que se oponen al método marxista, desde los grandes teóricos del capital hasta los grandes teóricos de “izquierda”, desde el dirigente obrero que impulsa un sindicato hasta el más grande empresario.

La cuestión está en cómo lo aplicamos, en función de qué y dirigido a quién, es decir, se puede, como de hecho lo está haciendo la burocracia reformista, manipular el método y poner a las masas al servicio del Estado y de ellos mismos, manipular el discurso teórico y justificar la dirección elitesca para consolidar el método errado.

Hoy la teoría y práctica revolucionaria se divorciaron del método marxista que no solo se trata de combinar dialécticamente la teoría con la práctica, sino de que la teoría y la práctica se lleven a cabo, se desarrollen, se creen, se construyan en función del objetivo fundamental, colocar el destino de las grandes mayorías en manos de esa mayoría.

Inevitablemente el análisis y la denuncia pasaron a predominar sobre las propuestas, las alternativas. Hubo un desplazamiento de los temas, pero también un desplazamiento a favor de la teoría desvinculada de la práctica política. Práctica política sin teoría, teoría sin práctica, los dos problemas pasaron a pesar como un karma sobre el marxismo y la izquierda.

La práctica política de la izquierda tendió al realismo, al posibilismo, al abandono de la estrategia, mientras que la teoría marxista tendió al intelectualismo, las visiones especulativas, de simple denuncia, de polémicas ideológicas en torno a los principios.

Un buen activista de izquierda, sin ser un teórico prominente, puede aplicar el método teórico marxista, aún sin haber leído al respecto, obviamente la lectura de los clásicos lo ayudará a mejorar su actividad y su actividad lo ayudará a enriquecer la teoría, aunque no sea este, con su puño y letra el que lo haga.

En líneas generales esto no es lo que ocurre, la actividad refleja lo contrario del método teórico marxista y los discursos y análisis sobre la vigencia del método teórico marxista no se corresponden con la práctica.

No podemos hablar, o no debemos hablar de independencia de clase, cuando impulsamos una organización y la ponemos al servicio de la burocracia institucional o producto de nuestra debilidad nos supeditamos a esta, en ese sentido, el método que se aplica está impregnado del desconocimiento de las mayorías, aunque las acciones reflejen beneficios o mejoras para esas mayorías.

La creación de los grandes teóricos no solo se basó en el análisis de la realidad sino en su actividad sobre esta realidad concreta, es decir, su creación se fundamentó principalmente en la actividad, reflejo de esto lo dejaron Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Rosa, Gramsci, entre otros.
Ahora bien, no podemos hacer apología del método teórico marxista, lo que implica no ser dogmáticos, desde su creación el mundo ha cambiado, y por ser ciencia, este debe ser adaptado, enriquecido con las nuevas situaciones, sin abandonar el principio básico en la toma de decisiones.

El reformismo es la corriente surgida de los estratos superiores y privilegiados del proletariado, que refleja sus intereses. Especialmente en algunos países, la aristocracia y la burocracia obreras conforman una capa muy importante y poderosa, con una mentalidad que en la mayoría de los casos es pequeño-burguesa en virtud de sus condiciones de existencia y formas de pensar, pero deben adaptarse al proletariado sobre cuyas espaldas se encaramaron. Los más elevados de estos elementos llegan al poder y bienestar supremos por los canales del parlamentarismo burgués. (León Trotsky. Qué es el centrismo).

Es evidente que una súper ganancia tan gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los obreros de su “propio” país) permite corromper a los dirigentes obreros y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países “avanzados” los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas, abiertas y ocultas.

Esta capa de obreros aburguesados o de “aristocracia obrera”, completamente pequeño-burguesa en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal de la II Internacional, y, hoy día, el principal apoyo social, (no militar) de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista, los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. (Lenin, V. I., El Imperialismo, fase superior del capitalismo).

No vamos a llover sobre mojado, fue visto, dicho, explicado, combatido y hasta ahora no hemos logrado vencer este flagelo que representa una de las trabas fundamentales de todo proceso revolucionario que avance hacia el socialismo, es precisamente esta corriente la que manipula y tergiversa la teoría en función de la práctica y la práctica en función de la teoría, es decir, la divorcian, la separan, excluyen una de la otra y en consecuencia educan a las masas rumbo a la dependencia, a la subordinación, a la conciliación de clases.

La independencia de la clase es fundamental para el avance de nuestras luchas, eso ha quedado demostrado a través de la historia, de lo contrario ocurrirá lo que lamentablemente está ocurriendo en el proceso con el tan mencionado control obrero el cual no ha podido avanzar en ninguna empresa del Estado.

Hay muchas organizaciones que presumen de “independientes” y probablemente lo sean, pero sus acciones en cuanto al control de la empresa siguen subordinadas a los que la dirigen, que no son otros que los que coloca el gobierno, la participación permitida es solo aquella que no cuestione las decisiones o que sus propuestas graviten en el marco de la política del Estado o de la burocracia.

Hoy la creación de los Consejos de Trabajadores es un ejercicio válido, muy válido, pero en las instituciones donde los trabajadores y trabajadoras lo impulsan, este Consejo no debe ser crítico con la gestión de esa institución o de lo contrario será atacado por la burocracia acusándolo de guarimbero, contrarrevolucionario o de oposición, igual sucede con los sindicatos, los que se crean o los ya creados, en ese sentido, la teoría de la que presume la burocracia no es otra que aquella que no cuestione sus acciones verticales.

La derecha, como es habitual, es mucho más sensible a las potencialidades revolucionarias que muchos en la izquierda, que abandonaron el barco aterrorizados, y declararon que toda referencia a la Revolución de Octubre y a las disputas ideológicas vinculadas a ella eran obsoletas, volcándose a alternativas "nuevas y modernas", anticuadas ideas del reformismo senil.

Contra todas estas tendencias regresivas, existen ahora las condiciones necesarias y la urgente demanda de una revalidación crítica y una reapropiación creativa de la genuina y aún no superada contribución hecha por Lenin, Trotsky y los bolcheviques a la teoría y práctica de la revolución socialista.

Demostrado ha quedado a través de la historia que ante la organización independiente de la clase trabajadora, ante su movilización permanente no hay nada que se oponga, esta demolerá a su paso todo aquello que obstaculice sus luchas por la construcción del socialismo.
TURKI AL MAAZ