LA MEJOR GARANTÍA PARA QUE SE RESPETEN NUESTROS DERECHOS ES CON NUESTRA ORGANIZACIÓN, FORMACIÓN Y MOVILIZACIÓN DE MANERA INDEPENDIENTE, DEMOCRÁTICA, SOLIDARIA Y UNITARIA

UNA DE LAS GRANDES TRAVAS DEL PROCESO REVOLUCIONARIO, LA BUROCRACIA

La burocracia surge como elemento necesario al inicio de la división en clases de nuestra sociedad, es así como los grupos o sectores que ostentan el poder, a través de diversos mecanismos que han creado, han hecho que las grandes mayorías vean este fenómeno como algo “natural”, fundamentalmente en su funcionamiento metodológico. Estos mecanismos los han ido perfeccionando de tal manera que hoy juega un papel determinante en cualquier cambio que se quiera impulsar.

La burocracia seguirá existiendo aún en una sociedad socialista, lo que determinará su funcionamiento dependerá del nivel organizativo de los grupos humanos (Consejos de Trabajadores, Consejos Comunales, Consejos Campesinos, Consejos de Estudiantes, Sindicatos y cualquier tipo de organización que se dé la clase trabajadora y los sectores populares).

La burocracia, por la tarea que se le asigna, la tendencia es a que se burocratice y su tarea la cumpla totalmente a la inversa, es decir, en vez de agilizar y hacer los procesos más expeditos los retarda y los complica.

Lenin insistió, refiriéndose al partido, pero que la burocracia en general no escapa a dicha advertencia, “el peligro que supondría sucumbir a las presiones pequeño burguesas. Por otra parte este elemento en el país está respaldado por la burguesía internacional que mantiene su poder por todo el mundo (Works, Vol. 33, p. 23. Citado en Lenin y Trotsky, que defendieron realmente, p.118. Ted Grant y Alan Woods, Fundación Federico Engels).

Así mismo, durante el XI congreso Lenin hizo una acusación punzante sobre la burocratización del aparato del Estado: “Si nos fijamos en Moscú, con sus 4700 comunistas en puestos de responsabilidad, y si nos fijamos en la inmensa máquina burocrática, esa multitud, debemos preguntarnos: ¿Quién dirige a quién? Yo dudo mucho que se pueda decir sinceramente que los comunistas están dirigiendo a esa multitud. A decir verdad, no están dirigiendo, están siendo dirigidos. (Work, Vol. 33, p. 288. Citado en Lenin y Trotsky, que defendieron realmente, p. 118. Ted Grant y Alan Goods, Fundación Federico Engels).

Salvando las diferencias y características de cada proceso, hoy en nuestro proceso las instituciones del Estado están siendo dirigidas por sujetos de izquierda que por motivos egoístas se han “pegado” a nosotros y esto no solo ocurre en las instituciones del Estado, ocurre, también en Alcaldías y Gobernaciones, Consejos Comunales, Organizaciones Populares, sindicales y partidistas, así como en las distintas misiones, entre otras.

En este sentido es determinante la participación organizada de los distintos colectivos de manera unificada y que apoyen el proceso de cambios y de construcción del socialismo.

La primera tarea de un proceso revolucionario socialista es apoderarse del Estado para usarlo como herramienta de las transformaciones que postula y la primera transformación ha de ser la de fusionarlo con el pueblo, para garantizar las restantes. (Luís Brito García, Introducción a Del Estado posible, crónicas de una revolución de Miguel Ángel Pirela. Subrayado Nuestro).

Muchas citas como esta o por ejemplo la introducción de Federico Engels al libro de Carlos Marx, La guerra civil en Francia o El Estado y la revolución de Vladimir Lenin, entre otras que podemos mencionar, el asunto está en cómo aplicamos metodológicamente esta cuestión.

Ahora bien, ciertamente hay algunos burócratas de la administración del Estado que articulan con los sectores populares, pero esto, lejos de ser malo debe, necesariamente irse mejorando ya que en líneas generales la toma de decisiones sigue siendo totalmente vertical, es decir, esta metodología debe apuntar a que el Estado debe estar en manos y al servicio de los sectores populares y la clase trabajadora, en ese sentido los burócratas que “dirigen” la administración del Estado deben facilitar herramientas para que sea el pueblo trabajador el que tome las decisiones.
Hoy vemos con mucha preocupación como por ejemplo el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social es totalmente ajeno a la clase trabajadora y en muchísimos casos, por no decir en todos, su accionar lesiona los intereses de la clase, así mismo, las justas luchas de los sectores populares son ignoradas y manipuladas por las instituciones y algunos sujetos que se hacen llamar revolucionarios.

Esta situación es un común denominador en todas las instituciones y los sujetos que las dirigen juegan a intereses particulares y a estancar y a hacer retroceder el proceso de cambios revolucionarios y el avance en la construcción del socialismo.

No pretendemos que el proceso sea de una pureza inmaculada, esto sería de ilusos, lo que pretendemos es llamar a la reflexión a los distintos colectivos para que la tarea organizativa y el avance hacia la unidad sea cada vez más fructífera, de manera de ir consolidando un movimiento nacional que dé al traste con esta burocracia corrupta, tanto de izquierda como de derecha, debemos combatir contra el protagonismo individual en nuestras organizaciones y en las instituciones debemos impulsar la toma de decisiones de manera horizontal, claro está, con nuestra organización y unidad, haciendo frente contra los manipuladores de oficio y contra los esquiroles.

La burocracia es muy susceptible a la corrupción y al burocratismo, es esto precisamente lo que nos ha legado el sistema dominante y su formación bancaria y la única forma de combatirla es ejerciendo el verdadero poder popular de manera organizada, unificada y movilizada, si no lo hacemos de esta manera, esta burocracia seguirá haciendo de las suyas, no solo en los altos cargos en los cuales están sino en las bases de los distintos colectivos, mientras estos elementos no se den y sigamos pensando que los que nos “representan” y que las instituciones son los que deben tomar las decisiones, el proceso de cambios y de construcción socialista sencillamente se estancará y retrocederá.


Turki AL Maaz

VERTICALISMO U HORIZONTALIDAD EN LA TOMA DE DECISIONES

En nuestro país, la izquierda que se encuentra en algunas instancias del gobierno tiene un problema muy grave. Una izquierda que siempre estuvo en la oposición, hoy tiene la posibilidad objetiva de gobernar, hecho que ha develado a través de la práctica su profunda formación verticalista, como diría un camarada formación Fayoliana.
Después de casi once años del proceso revolucionario no existe ninguna institución o empresa del Estado bajo el control directo de los trabajadores y menos aún bajo un control compartido, una de las razones, sin lugar a dudas, es que el Estado sigue siendo capitalista burgués, pero esta razón no es la excusa para que la actitud de algunos “dirigentes de izquierda” sea de subordinación acrítica, tanto de su papel en el aparato del Estado como del proceso en sí, adaptándose de manera vergonzosa al sistema dominante y abandonando, si alguna vez la tuvieron, los mecanismos democráticos en la toma de decisiones.
Tomar decisiones desconociendo la realidad de los trabajadores y trabajadoras que ejecutan los trabajos es en resumidas cuentas lo que hacen, pero lo mismo hace con los colectivos populares y de trabajadores organizados. En ese sentido esta “izquierda” no debe concebir al pueblo o fuerza social popular como algo ya dado que se puede manipular y que solo basta agitar, sino como algo que hay que construir y no precisamente al margen.
El estilo de conducción verticalista de la “izquierda”, que se traducía en pretender dirigir autoritariamente desde arriba “bajando” líneas de acción a las bases sin posibilidades de discusión por las mayorías, era y sigue siendo la práctica habitual a pesar de que este estilo ha demostrado históricamente su fracaso rotundo en la construcción del socialismo.
Por otra parte estos “izquierdistas” valoran excesivamente la teoría lo cual se traduce en actitudes teoricistas y dogmáticas y la tendencia es a hacer análisis teóricos de carácter general o a copiar modelos foráneos, pierden la capacidad para explicar cómo funcionan los procesos concretos ya que de igual manera pierden el contacto con los procesos concretos, que es donde se valida la teoría y se enriquece.
Ahora bien, suele ocurrir que estos “dirigentes de izquierda” se consideran los portadores del saber o de la conciencia socialista, estimando que son los únicos en algunas instancias institucionales capaces de elaborar la estrategia y la táctica que debe ser aplicada por los trabajadores a su “cargo”. La humildad como condición necesaria para los revolucionarios socialistas se esfuma como el agua entre los dedos y pasan a ser autoritarios y déspotas perdiendo de esta manera la sensibilidad que da el trabajo al lado de la clase desposeída.
El producto de esta forma de dirección es precisamente un trabajador dócil y sin personalidad, ya que la “dirección” siempre tiene la razón y la tendencia del trabajador será expresar su adhesión acrítica y total a estos dirigentes.
Estos sujetos tienden a adaptarse de manera oportunista a la situación existente, fundamentalmente institucional, esta forma de hacer política excluye todo intento de levantar una alternativa frente al capitalismo ya que obedece a políticas elaboradas desde arriba y sin contenido real de la lucha de clases.
Esta práctica es común en la mayoría de la izquierda venezolana tanto en las instituciones del gobierno como en las organizaciones políticas.
En ese sentido, en las instituciones que elaboran políticas con equipos de “alto nivel” sin el concurso necesario de la clase trabajadora y el pueblo organizado, la tendencia es al fracaso absoluto en el impulso de la organización y unidad de las grandes mayorías ya que estas políticas no se asumen como propias y nunca responden, por la forma en que se construyen, a las necesidades reales de las mayorías.
Hoy la mayoría de los “dirigentes” del PSUV ostentan sendos cargos en la administración pública y los que no, trabajan en función de este objetivo, en ese sentido la militancia se delega en estas personas que detentan estos cargos públicos y administrativos. La lucha prioritaria dejó de ser la colectiva para convertirse en la acción parlamentaria o en la presencia mediática, la acción militante se ha reducido a las fechas electorales.
Para ser consecuente con el discurso, se debe abandonar esta metodología de elaboración política, de planificación, de estrategias, de tácticas que se limitan a un círculo cerrado de “alto nivel” excluyendo a los verdaderos protagonistas del proceso.
Quienes actúan en la elaboración de la política, planificación y estrategias son más importantes que los planes en si mismos, el proceso de construcción ha de basarse en el aprovechamiento y especiales habilidades de los que dirigen y de los que trabajan en la construcción de los planes, pero más importante aún y esto lo debemos tener muy presente, son las capacidades y habilidades de los trabajadores y trabajadoras que tendrán que llevar a feliz término la ejecución de dichos planes y para que esto sea así, estos necesariamente deben participar en la elaboración de la política, planificación y estrategias, de esta manera el acabado final será el más óptimo.
En ese sentido, este trabajo de dirección solo se logra si asumimos el mismo de manera amplia y como equipo, es decir, con los trabajadores como sujetos activos, creadores y principales protagonistas de la transformación social.
Ahora bien, las organizaciones sindicales, los partidos políticos, las organizaciones populares deben construir una nueva estrategia, ya no se trata de la simple solidaridad con la clase trabajadora, se debe impulsar la organización y unidad de todos los afectados por el sistema capitalista, los cuales somos la mayoría, trabajadores temporales y permanentes, contratados y sub contratados, comunidades, organizaciones populares y esto no solo debe ser para situaciones coyunturales sino permanente ya que de lo que se trata es de construir una sociedad distinta, incluyente, solidaria, humana, socialista.
La organización de la clase trabajadora es cuantitativamente mayor a la de sus enemigos de clase y si a esto le sumamos los sectores populares, sindicatos y partidos políticos, lograremos destruir el fantasma del despido en las empresas, del deterioro ambiental y de la fragmentación que han sufrido los oprimidos y explotados. Pero esto se debe construir en el día a día, en las luchas concretas y no desde curules o cúpulas elitescas.
Debemos entender que una cosa es lograr luchas puntuales y exitosas contra el sistema y otra cosa es lograr derrocar ese sistema y construir con el poder obtenido un sistema superior, en ese sentido no se trata de estar en contra de la unidad coyuntural para lograr éxitos en nuestros objetivos inmediatos, se trata de mantener esa unidad coyuntural y transformarla en permanente para garantizar el éxito en nuestro objetivo estratégico.
Desde los espacios donde estemos debemos abandonar el verticalismo, la hegemonía y el protagonismo individual, para pasar a facilitar procesos de organización y unidad autónoma e independiente, espacios donde generemos mecanismos que garanticen la participación de todos y todas en la elaboración de políticas, en la gestión, en el control, en fin, en todo lo que tenga que ver con el desarrollo político, económico, social y cultural del pueblo.
La dirigencia juega un papel fundamental, si esta no cambia su metodología, es decir si no pasa de la dirigencia burguesa Fayoliana a una dirigencia horizontal característica fundamental de todo socialista, la tarea será más dura de lo que ahora es.

Turki Al Maaz